martes, 19 de mayo de 2009

El Cerro de Nuestra Señora de Amasatrigo. Olmedilla del Campo. Cuenca.

Cerro de La Muela o de Nuestra Señora de Amasatrigo, por sus pies discurría la cañada de Beteta.

La existencia del castillo de Amasatrigo en el denominado cerro de la Muela- antes término de Carrascosa-, las conocemos por las crónicas medievales. Ligado a los de Uclés, Huete y Cuenca formaba parte de un conjunto de fortalezas y atalayas para el control de las tierras recientemente reconquistadas y en donde las tareas repobladoras eran cada vez más importantes. Con restos de ruinas romanas y árabes podemos situar aquí un asentamiento primitivo origen de la actual villa de Olmedilla. La aldea de Amasatrigo era ya despoblado en 1236. Hasta el siglo XVIII esta documentada la existencia de un convento y una ermita con el nombre de Nuestra Señora del Castillo de Amasatrigo o de la China-por la pequeña piedra que la imagen tenía en la mano- propiedad del monasterio de Santo Domingo de Guzmán de Huete.

Fundado en 1393, este Convento de dominicos hoy totalmente arruinado fue uno de los principales de la orden en Castilla, y contó con un bellísimo claustro del siglo XVI, del que hoy sólo podemos hacernos idea gracias a los elogios de Ponz y Madoz y la descripción del alcalde de Huete que en 1870 lo describía así “Era notable en Santo Domingo la hermosa columnata de su patio, sosteniendo arcos de medio punto del orden dórico todo, y superpuesta en el piso alto otras columnas jónicas y estriadas con arcos rebajados, siendo las columnas todas de una sola pieza y bien labradas y resultando de un efecto admirable”. Sabemos también que el convento tenía adosada a él una iglesia en estilo gótico isabelino desparecida en 1620 y que en su lugar aprovechando algunos elementos válidos se construyó la actual Iglesia de Santo Domingo, uno de los edificios más destacables de la ciudad de Huete. Para el diseño de este edificio se hizo llamar al carmelita descalzo fray Alberto de la Madre de Dios, uno de los arquitectos más importantes de nuestro S XVII, y cuya obra más destacable fue la fachada del Convento de la Encarnación en Madrid. El Monasterio, del que ya en el siglo XVIII hay noticias y advertencias de ruina, sufrió graves daños con la invasión de las tropas francesas que instalaron allí su cuartel y caballerizas, dispersaron a los monjes, y encarcelaron por predicar en su contra al único fraile que quedó. Con la expulsión de las tropas francesas el convento fue restituido, pero no por mucho tiempo ya que en 1821 fue suprimido durante el Trienio Liberal y sus rentas incorporadas a la hacienda nacional, para ser devuelto en 1823 con la vuelta de Fernando VII, hasta 1835 cuando se suprime de forma definitiva con la venta de todos sus bienes adquiridos por un vecino de Huete. Del convento sólo quedan algunos arcos y ventanas, así como algunos restos de antiguos artesonados que el propietario trasladó al interior de la iglesia para evitar su total pudrición. La nave de la iglesia fue usada principalmente para usos agrícolas. Está en venta por 600.000 euros.

El convento y la ermita de Amasatrigo se mantuvieron en pie y con culto hasta los años de la Guerra Civil de 1936-1939 en los que fueron destruidos. En los pueblos del municipio se siguen contando leyendas de “moros y cristinos” que tienen como marco este paraje y “cerros” situados en otras poblaciones del municipio y de las que con él tienen límites y las cuevas que también se sitúan en tierras de Olmedilla como son la del Bache, las Lastras y Villava. El origen de estos cerros está siendo objeto de nuevas interpretaciones no alejadas de leyendas más en consonancia con los tiempos actuales. Las leyendas que se cuentan nos hablan de pasadizos subterráneos que unían las cuevas existiendo y tienen como protagonistas a “bellas princesas moras”.

Con la repoblación a fines del siglo XII de las tierras situadas al sur de Huete surge la aldea de Olmedilla, llamada así por la abundancia de Olmos, en el límite con el territorio dominado por los musulmanes. Conocemos las tierras del término de Olmedilla como lugar de paso de algunas de las cañadas de trashumancia, en concreto de las denominadas de Beteta y los Serranos conocida ésta como de Jábaga o de Los Chorros. En este sentido debemos recordar que las tierras del municipio de Campos del Paraíso estaban delimitadas por el itinerario de la cañada de Molina que las bordeaba por el oeste, por el itinerario de la cañada de Los Chorros que lo hacía por el este y cruzadas de norte a sur por el itinerario de la de Beteta. En Las Respuestas Generales de la villa de Olmedilla del Campo encontramos referencias al paso por sus tierras de la Gran Cañada Conquense, denominada también Manchega en las que podemos leer “que 200 almudes de las tierras de su término estaban ocupados por la cabaña de Los Serranos y que 600 almudes de la dehesa boyal de Olmedilla servían de pasto a “las cavañas Reales de carretería y Mular quetransitan por este término”.

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