viernes, 17 de octubre de 2008

De Plaza Omonia a Plaza Sintagma por la calle Stadiou y Elifeterios Venizelou. Barrio Leoforos Panepistimiou.

Otro lugar de encuentro para los atenienses es la Plaza Omónia, la Plaza de la Concordia, donde convergen varias de las avenidad más importantes de la ciudad. Pero el verdadero centro económico y social de Atenas es la Plaza Sintagma, la Plaza de la Constitución. Esta inmensa plaza está rodeada de jardines con árboles y bancos para descansar y en ella se levantan los edificios más modernos de la ciudad. Al sur de la plaza, subiendo una escalinata, se halla el Palacio del Parlamento de estilo neoclásico. Delante de este edificio se erige el Monumento al Soldado Desconocido cuya guardia realizan dos euzones ataviados con el típico uniforme griego. No puede uno perderse el cambio de guardia de gala de los domingos a las 11 de la mañana. Bajando por la Odós Venizélou hacia la plaza Omonia se pueden observar otros edificios antiguos de interés como el Illiu Melathron edificado por Ziller en 1878, la Arkeologikí Etería, sede de la Sociedad Arqueológica Griega, la Iglesia de Agios Dionísios, la Catedral católica de Atenas con frescos de Bilancioni de 1890 y tres edificios neoclásicos contruídos por los daneses Christiany y Theophilus Hansen, el Panepistímio, la Universidad, la Akadímia, la Academia de Ciencias y la Ethnikí Vivliothíki, la Biblioteca Nacional.


Vistas de la Academia de Atenas.
La Academía y la Univeridad de Atenas.
Universidad de Atenas.

Edificio de la Biblioteca con la estatua de P. Vallianos que financió su construcción.
Catedral Católica de San Dionisios Areopagita . El total de católicos en Grecia es de unos 200.000 fieles. La mayoría parte de ellos reside en Atenas, que ronda los 5 millones de habitantes. Es muy significativo el número de católicos en las islas Cícladas, sobre todo en Syros (unos 8.000) y en Tinos (unos 3.000). En ellas hay pueblos católicos en su totalidad. Igualmente existen fieles católicos en Corfú, Patras, Salónica, Kavala y Volos, sin olvidar otras ciudades de la península helénica. Existe también presencia católica en diversas islas como Creta, Rodas, Cos, Naxos, Santorini, Samos, Quíos, Cefalonia, Zante etc. Una Iglesia en Nauplion y otra en Aspra Spitia (en la fábrica de “Aluminios de Grecia”) ofrecen un gran servicio a los turistas católicos que visitan Micenas y Epidauro, en el Peloponeso, y Delfos, en Beocia. La casi totalidad de los católicos griegos son de rito romano. Los de rito bizantino son unos tres mil, mientras los de rito armanio se reducen a algunos centenares.
Interior de la Catedral de San Dionisio.
En el Aerópago de Atenas, San Pablo habló con tanta elocuencia y fervor que logró muchos se convirtieran, entre ellos San Dionisio. Este no sólo se convirtió al catolicismo sino que se hizo discípulo del Apóstol. En los "Hechos de los Apóstoles" (17, 34), se nombra a un tal "Dionisio el Aeropagita" convertido por San Pablo con su discurso en el Aerópago. Al parecer era miembro del tribunal, y por lo tanto, de la aristocracia ateniense. Y dicen los Hechos, que se convirtió Dionisio el Aeropagita "y una mujer llamada Dámaris", según una tradición atribuida a San Juan Crisóstomo, ésta sería la esposa de Dionisio, pero es una suposición sin prueba alguna. En el Martirologio Santa Dámaris figura como Virgen.
En una carta de Dionisio, obispo de Corinto, contemporáneo del Papa Sotero, escrita a los atenienses antes de 175, se dice que Dionisio el Aeropagita, murió como primer obispo de Atenas; solamente una leyenda tardía lo ha identificado con el primer obispo de París, martirizado alrededor de 270. Tal identificación la encontramos en el Martirologio y en el Breviario Romano, el 9 de octubre. Pero en el Vetus Romanum Martyrologium, los dos Dionisios se distinguen claramente uno del otro; el 3 de octubre, en efecto, se lee: "Athenis, Dionysii Areopagitae, sub Adriano diversis tormentis passi, ut Aristides testis est in opere quod de Christiana religione composuit; y el 9 de octubre: "Parisiis Dionysii episcopi cum sociis suis a Fescennino cum gladio animadversi" (PL, CXXIII, col. 171). “Atenienses, veo que vosotros sois, por todos los conceptos, los más respetuosos de la Divinidad. Pues al pasar y contemplar vuestros monumentos sagrados, he encontrado también un altar en el que estaba grabado esta inscripción: ‘Al Dios desconocido.’ Pues bien, lo que adoráis sin conocer, eso os vengo yo a anunciar...” (Hch. 17, 22-31) y les predicó al Dios verdadero, aunque muchos empezaron a burlarse de Pablo y de su prédica, otros pocos se adhirieron a él y creyeron; entre ellos estaba Dionisio.
La Crónica que lleva el nombre de Lucius Dexter identifica a San Dionisio de París con Dionisio el Areopagita, pero comúnmente se niega la autenticidad de este escrito. El primero que identificó a los dos Dionisios fue Hilduinus, abad de San Dionisio (m. 840), en la "Vita S. Dionysii". Bajo el nombre de Dionisio el Aeropagita, está sitado en un escrito, que probablemente un monje siríaco promovido al episcopado, compuso entre 480 y 530 y que obtuvo gran difusión y ejerció gran influencia durante todo el Medioevo: De coelesti hierarchia; De mystica theologia; De ecclesiastica hierarchia; De divinis nominibus, y diez epístolas. Según la VII ep., Dionisio y el sofista Apollofanes habrían visto el eclipse del sol el día de la crucifixión y según De divinis nominibus (III, 2) Dionisio habría asistido a la Dormición de la Santísima Virgen. Por estos datos legendarios se creyó que el autor de estos escritos fue Dionisio el Aeropagita, el discípulo de San Pablo: el primero en afirmarlo fue el patriarca monofisita Severo de Antioquía (512-18), en una disputa con los ortodoxos en Costantinopla, bajo Justiniano I (533). Pero el portavoz de los católicos Hypatios, obispo de Éfeso, observó que si tal escrito hubiera sido de Dionisio, no lo hubieran ignorado ni San Cirilo ni San Atanasio, argumentación que es válida aún hoy. Lo más probable es que fueron escritos por un desconocido de las tierras sirias en las últimas décadas del siglo V, por lo cual hoy estos escritos se conocen con el título de “Escritos apócrifos de Dionisio el Areopagita.”
Dionisio era uno de los consejeros de la suprema corte de justicia, llamada comité de Areópago y conocedor de la filosofía griega. Se dice que en el día de la crucifixión del Señor en Jerusalén, Dionisio vio un eclipse solar que rompía las reglas de la astronomía reconocida en aquel entonces, luego dijo: “O Dios está dolorido o es que ha llegado el fin del mundo.” Vivió noventa años y fue decapitado durante la persecución del Emperador Domiciano (96 d.C.). Su cráneo está guardado en el monasterio Búlgaro Doquiario en el monte Atos. La Tradición nos dice que Dionisio fue el primer obispo de Atenas. Su fiesta se conmemora el 3 de octubre.

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